El siguiente

La bestia no debería tener dos bocas, pero así era. Todos los dientes de púas y la baba con costras.

El alcaide Lawrence sacó su espada. "Te sacaré de aquí".

La mujer enana asintió con la cabeza.

La bestia dio un bramido discordante. Sin importar lo que fuera, se había infectado hace mucho tiempo.

Era un guarda gris. Pasó veinte años luchando contra la infección. Pero él también tenía ese veneno. Un día, escuchó el canto en sus oídos y lo supo. Cuando llegue el momento, irás bajo tierra y lucharás contra necrófagos hasta que mueras. O te conviertas en uno. Le dolían las articulaciones cuando bajó. Dejaron de dolerle. Cuando respiraba, hacía un ruido macabro. Así que eso fue todo. El fin.

Pero la había oído gritar. La encontró del lado equivocado de una cueva, valiente como escupida, mientras sostenía un viejo martillo de herrería.

La bestia se lanzó rápido y como un cangrejo. Lawrence se giró, golpeó la pierna con su escudo y se balanceó en el bulto central. No importaba en qué se estaba convirtiendo. Todavía era él mismo. Se interpondría entre ella y la oscuridad. La criatura soltó un chasquido con sus fauces más próximas. Lawrence esquivó, rodó y apuñaló de nuevo. La oyó gritar antes de sentir el dolor.

Ella corrió hacia delante y golpeó a la criatura con el martillo con toda su fuerza. Su espada encontró el corazón de la bestia y esta cayó.

"No pensé que salvaría a nadie más..."
"aún no lo haces", dijo ella.
"¡Bocón!", se rio. "Te sacaré de aquí, eh...".
"Evka."
"Vamos a sacarte de aquí, Evka".

Caminaban en la oscuridad, pero él conocía el camino. Le dolía, pero alguien lo necesitaba. Sangraba, pero no le importaba.
Sin embargo, era extraño que estuviera gris en vez de rojo. Qué extraño... casi podía oír... Se le nublaba la vista.

"Pensé que podría salvar...".
"Todavía puedes".
"No...".
"Te diré algo", dijo Evka. "Tú me salvaste a mí y yo salvaré al siguiente por ti".
Sonrió. "Hecho".

Le tomó el brazo, sostuvo su peso y siguieron avanzando. Ya no estaban muy lejos. Ya casi... Pero algo se acercaba. Arañazos, arrastre...
Necrófagos.
Cuando llega el momento, vas bajo tierra a luchar. Y a morir.
Pero hicieron un trato. Sacarla de ahí, y ella salvaría al siguiente. Nadie debería enfrentarse a la oscuridad a solas. La sacaría de ahí. Iba a...

***

Los necrófagos estaban muertos.

"¿Quién eres?", preguntó Evka, mientras se aferraba al martillo.
"Un espíritu", dijo a través de la boca del guarda Lawrence. "Podía oírlo".
Entonces, me atrajo la muerte. Después de todo lo que había hecho...

"Suéltalo", gritó Evka. No lo dejaría así.
"Soy la perseverancia". Levantó la mano de Lawrence y arrancó el blasón del grifo de su pecho. "Solo quería salvar a alguien más...",
dudó Evka. "Si queda algo adentro, dile que rescataré al siguiente".
El espíritu inclinó la cabeza, en señal de acuerdo o de despedida, Evka no logró distinguirlo. El cuerpo del guarda cayó al suelo.
Evka se arrodilló y agarró el escudo. Cerró los ojos de Lawrence.

"Me encargaré de los siguientes".