Historia de amor: Un cuento de hadas en los Sims

Para algunos de nosotros, las zapatillas de cristal y las manzanas envenenadas han definido nuestra forma de ver el amor y el romance. Otros puede que estén hartos de oír la historia de la princesa y su hada madrina. Pero a todos nos vuelven locos las bodas. Nos hemos acostumbrado y casi siempre esperamos escuchar el típico cuento de la hermanastra malvada, el caballero valiente y la doncella en apuros.

Pero, como podemos comprobar en la vida real, todos estos temas son un cliché. Es hora de cambiar estos estereotipos de chico guapo conoce a chica guapa, sin abandonar el espíritu romántico de los Sims. ¡Al fin y al cabo es una historia de amor!

ÉRASE UNA VEZ…

. . . un Sim llamado Chad. Era un chico normal, pero tenía muchas cosas a su favor.

Estaba estudiando una carrera en redes sociales y también le gustaba la cocina. A veces hacía alguna fiesta, invitaba a sus amigos y se la pasaban bien.

A Chad le gustaba la vida que tenía. No buscaba nada ni a nadie que lo completara, pero ya conocen el dicho: "El amor llega cuando menos te lo esperas".

Ella había salido a correr en un día soleado, él la vio y algo en ella le llamó la atención. Chad estaba cuidando su rosal cuando ella se detuvo delante de él. Con las tijeras de podar en la mano y una sonrisa de oreja a oreja, lo único que fue capaz de decir fue "hola". Se llamaba Betty, aunque prefiere que le digan Bets, porque puedes apostar a que siempre consigue lo que se propone. Esa mentalidad fue la que le ayudó a convertirse en una de las mejores científicas de la ciudad.

Estuvieron hablando un rato muy a gusto, pero ella se tenía que ir. Antes de irse, lo invitó a cenar esa semana. Aunque la invitación lo agarró por sorpresa, Chad dijo que sí. (Y esto es lo que conocemos como un dulce encuentro. Sin olvidarnos de la música feliz de fondo).

En la cena, Chad le contó a Bets su pasión de ayudar a los demás y ella estaba muy interesada. A pesar de su peinado, Chad parecía un buen chico.

Cuando Chad dijo que quería mejorar sus habilidades en la cocina, Bet sintió maripositas en el estómago. Llegar a casa para disfrutar de una rica comida casera, después de un largo día de trabajo, le parecía una muy buena idea.

Hablaron durante horas. Tanto, que Chad comenzó a sentirse mal. Como que tenía que ir al baño porque no aguantaba más. Su estómago (y su vejiga) estaban muy llenos, así que Bets y Chad pagaron a medias y se fueron a casa. No hubo fuegos artificiales, ¿pero qué esperaban? ¡Era la primera cita!

Hablando de la llamada de la naturaleza, a Bets le encanta estar al aire libre y convenció a Chad para ir juntos a acampar. Él estaba muy emocionado, más que nada porque quería pasar más tiempo con su nuevo ligue. Platicaron de sus carreras, hobbies y sueños, y a Bets le encantaban los chistes malos que hacía Chad. Tiempo a solas era justo lo que necesitaban. Pero como todos sabemos, si vas a acampar, es probable que regreses con un oso.

Y eso fue lo que ocurrió.

Fue un romance con mucha pasión. Al poco tiempo se mudaron a la increíble casa de Bets, que era lo suficientemente grande para los tres: Chad, Bets y el oso. Chad hasta se trajo su rosal y lo plantó en el jardín.

Chad se sentía como un rey en aquel castillo. Era el Sim más afortunado del mundo. Pero había llegado el momento de dar un paso más allá en la relación. Y una noche más romántica de lo normal, preparó un discurso y se arrodilló ante Bets.

Pero antes de terminar su discurso, Bets le preguntó rápidamente: “¡¿Quieres casarte conmigo?!”

Chad se sorprendió, pero estaba muy feliz. Sacó el anillo que tenía en el bolsillo y lo puso en el dedo de Bets. Mientras se abrazaban, el oso los miraba desde la ventana.

Poco después, se casaron en la ceremonia más bonita que se puedan imaginar.

Vivieron juntos y felices en el castillo para siempre.

Todos vivieron felices por siempre jamás.

Y eso es todo. Una historia de amor digna de la realeza. Chad dejó su trabajo y se convirtió en un chef conocido. A Bets la ascendieron y le compró a Chad otro rosal para que le hiciera compañía al que ya tenían. El oso se comió un cacho de carne y se echó una buena siesta.

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