Bienvenido a
2042
Mientras el mundo está al borde de la guerra, una nueva clase de soldados sin nación emerge de la mayor crisis de la historia de la humanidad. ¿Cómo fue el camino hacia la fase final?
Una década de caos
2031.
Diez años fue el tiempo que le tomó al mundo para quedar al borde del colapso. El aumento del nivel del mar, el desplome de las economías, las alianzas rotas y los titulares no se detienen...
9 de octubre de 2033.
"Huracán Zeta. La primera tormenta de categoría 6 del mundo."
11 de enero de 2034.
"La escasez mundial de comida y combustible desata la Segunda Gran Depresión."
8 de agosto de 2035.
"La Unión Europea se disuelve oficialmente tras el colapso de Alemania."
El ascenso de los despatriados
Tras verse abandonados, los desplazados forman flotas variadas en busca de un puerto seguro. Son familias, granjeros, médicos, ingenieros y soldados... aquellos que alguna vez fueron privilegiados y los empobrecidos, con historias completamente diferentes, se ven forzados a unirse determinados por sobrevivir.
Los medios de comunicación los llaman despatriados. Ellos se llaman a sí mismos... despats.
La nueva normalidad
2037.
La humanidad se adapta a la nueva normalidad. La revolución energética, la irrigación de los desiertos, los diques hidráulicos y los muros marítimos salvan ciudades costeras, recuperan tierras de cultivo y reconstruyen cadenas de suministro. La esperanza de encontrar estabilidad hace que algunas naciones abran de nuevo sus fronteras.
Sin embargo, al no haber una forma de repatriar a más de mil millones de personas, los despatriados se convirtieron en un elemento permanente en las políticas económicas, militares y sociales. Muchos despats siguen desconfiando de los gobiernos que los exiliaron y rechazan sus invitaciones a reintegrarse en ellos. El surgimiento de líderes despatriados inspira una nueva identidad independiente de las antiguas nacionalidades, lo que marca una línea entre el viejo mundo y la nueva normalidad. #SomosDespats se convirtió en un grito de guerra.
Durante la reconstrucción del mundo, las chispas de fricción estallan entre Estados Unidos y Rusia, ya que las dos últimas superpotencias compiten por el control de este mundo en constante cambio.
El apagón de 2040
2040.
Una súbita tormenta de escombros espaciales crea un “efecto Kessler” que provoca que más del 70% de los satélites en órbita fallen y se estrellen contra la Tierra. Se desconoce la causa.
El posterior apagón causa una devastación en masa. Los aviones se estrellan. Las redes de comunicación colapsan. Las cadenas de distribución globales, que ya estaban perjudicadas, se paralizan. Los precios del petróleo, los cereales y el carbón se disparan exponencialmente. Hay declaraciones sin contrastar que indican que se perdieron más de 100,000 vidas.
Un mundo al borde del colapso llega a su límite. No hay Internet. No hay navegación. No hay vigilancia. No hay pronósticos de las tormentas.
La desconfianza geopolítica surge de la noche a la mañana. Nadie puede espiar a otros, así que nadie puede confiar en nadie. Tanto Rusia como Estados Unidos dicen que el otro es responsable del apagón, mientras que algunos sospechan que los despatriados son responsables y los acusan de intentar sembrar la anarquía.
Varios exmilitares y especialistas entrenados para el combate pertenecientes a los despatriados forman Fuerzas Especiales para defenderse conforme la tensión aumenta.
Al borde de la guerra
La escasez de alimentos y combustible desata una guerra en las sombras entre Estados Unidos y Rusia. Para poder negar su participación, ambos bandos utilizan a las Fuerzas Especiales de los despatriados como soldados por delegación en los conflictos por los recursos, prometiéndoles a los refugiados una parte de lo que quede.
2042.
La guerra abierta es inminente. Los despatriados no tienen otra opción más que escoger un bando y luchar, no por una bandera, sino por su futuro.
Su guerra es tu historia.